Socio del Banco BCT y de CRHoy
Exministro de Hacienda de Miguel Ángel Rodríguez
Exdirectivo del Banco Central que aprobó una venta de dólares a La Nación en 1982, con pérdidas de $2.5 millones
En 2018, su Banco BCT financió ₡10.275 millones a PAC, PLN, PUSC y FA, y generó, con sus anónimos inversionistas, ₡1.800 millones en intereses, en un año.
Las razones probadas del odio, las mentiras y las chanchadas de Baruch y CRHoy, son las cifras de 8 dígitos de su avaricia “ética”
Diez mil doscientos setenta y cinco millones de colones invertidos en bonos de la deuda política del PAC, PLN, PUSC y FA.
Mil ochocientos millones de intereses que ganaron el BCT, Baruch y sus inversionistas anónimos.

El papa pidió a la prensa que evite la coprofilia, “el amor a la caca”
En una entrevista difundida este domingo, el papa Francisco reprochó la coprofilia, el “amor a la caca, a la cosa sucia” de los medios, y la incluyó como uno de los cuatro pecados por evitar por parte de los periodistas.
El pontífice, interrogado sobre las “guerras olvidadas” que provocan las migraciones – por el programa Salvados de la cadena española La Sexta –, habló de los rohinyás, la minoría musulmana que huyó de la represión militar en Birmania, calificada de genocidio por los investigadores de Naciones Unidas. “Hoy casi nadie habla de eso […] Esa es una manera de hacer periodismo que no es justo”, lamentó.
Para él, los periodistas deben evitar cuatro “pecados”: la desinformación, la calumnia, la difamación y la coprofilia. El pontífice definió esta último como “literalmente, el amor a la caca, amor a la cosa sucia, a los escándalos”, explicó sin dar ejemplos concretos. Sobre la difamación, Francisco afirmó que “si vos hace veinte años pegaste un resbalón en la vida […], no te pueden sacar por los medios de comunicación una historia que está superada y bien pagada ya y bien resarcida”.
Además, lamentó: “Los medios de comunicación tienen tanto poder frente a las masas, frente a la gente, que pueden calumniar impunemente. Además, ¿quién les va a hacer juicio?”. Esta peculiar lista de estos pecados capitales de la prensa, formulada por el Papa, se completa con “la desinformación”, es decir: “Si dando la noticia, te doy la mitad nomás, la otra mitad no la doy”.
La furibunda avaricia de Baruch no es nueva, ni curable
Las anécdotas de los cobros de honorarios de abogado a los clientes del almacén familiar de electrodomésticos, en las cercanías del Mercado Central, bastarían para los más graciosos chistes. Baruch, ministro de Hacienda de Miguel Rodríguez, experto en negociación de bonos del Estado con inversores salvadoreños; fundador y dueño de un tercio del banco BCT (Baruch, Carvajal y Tristán), conformado en el gobierno de Rodrigo Carazo con la compraventa de divisas de Montecillos. Cuando Telenoticias echó a Silvia Ulloa Castro, arranca, con CRHoy, su máquina de propaganda del PUSC y la sala de tortura mediática para sus enemigos políticos, pero – sobre todo – contra sus enemigos bancarios.
El joven Baruch, recién graduado como economista de la UCR, de 27 años de edad, fue nombrado por el gobierno de Rodrigo Carazo como miembro de la Junta Directiva del Banco Central. Entre setiembre de 1981 y abril de 1982 (dos semanas antes de que Luis Alberto Monge tomará posesión), votó a favor de venderle a La Nación dólares a ocho colones sesenta céntimos, fraude por el que ese periódico fue condenado a pagarle al Banco Central la suma de dos millones quinientos nueve mil seiscientos sesenta dólares EUA, por la enorme diferencia que pensaban embolsarse con el apoyo de Baruch, quien, para entonces, se dedicaba en la pequeña casa del tierno Banco BCT a comprar y vender divisas… ¡Basta recordar el desastre pavoso que sufrió nuestro colón en ese gobiernillo!
Baruch aprende de la casta codiciosa y la supera. Con una modesta inversión monta su medio digital politiquero, que sostiene con su billetera, hasta que el plan cuaja y se convierte en el látigo – al estilo de los honorarios de la venta de planchas y cocinas – para destruir a los candidatos con apoyo social que no financiaba su banco. No olvidemos que La Nación ha sido el paredón donde masacran mediáticamente a los enemigos políticos, como a don Pepe Figueres, a don Daniel Oduber, a don José María Figueres (en los noventa) y – de rebote – a quien les desmontó el “caso chemise”, no se ha agachado nunca ante sus embustes y ahora escribe este libro.
El goloso banquero, militante furibundo del PUSC, crea el arma ideal para amarrar su gigantesco negocio y financiar a los partidos con posibilidad de deuda política. Un pasquín indecente y goebeliano basado en las más refinadas y constantes mentiras contra quienes pongamos en peligro la recuperación de las decenas de millones de colones entregados a los cuatro partidos, FA, PUSC, PAC y PLN, así como los mil ochocientos millones de colones de intereses repartidos entre él y sus anónimos inversionistas.
No soy antisemita, no soy mentiroso y no soy goebeliano como su indecente pasquín, cámara de tortura al servicio del Banco BCT
Ya concluida la campaña electoral de 2018, CRHoy no dejó de aprovechar cualquier oportunidad para tomar elementos de los pronunciamientos de Juan Diego Castro en Facebook, o en algún otro canal o vía, para magnificar de forma negativa sus apreciaciones y, de esa forma, continuar con su campaña para destruirlo moral y profesionalmente.
De esta manera, cuando en un comentario en Facebook, el día 27 de julio de 2019, Juan Diego Castro hizo un recuento de cómo un sector de la prensa se ha ensañado contra él, arrastrando una ola de prejuicios en su contra, la prensa comercial, encabezada por La Nación, salió en defensa de Leonel Baruch y de CRHoy.
En aquella oportunidad, Juan Diego Castro había expresado: “Y podría contarle una por una todas las chanchadas de más de 50 mediocres y léperos periodistas, que sobreviven de sus efluvios infames en este manipulado y estafado país, caracterizado por sufrir uno de los niveles periodísticos más bajos del continente y del mundo. Pero lo peor de lo peor de la “mala prensa” es la “cámara de gas mediática” del perverso banquero Baruch, el campo de concentración del periodismo… CRHoy. Cadalso ofrecido en el paquete de compra de bonos a algunos partidos políticos, con fondos ocultos, para destruir a sus contendientes. Un banquero con una cámara de gas mediática que lanza sus pastillas de cianuro difamador a sus objetivos políticos”.
Antes de ese comentario, Juan Diego Castro había denunciado que tenía información de que la Fiscal General Emilia Navas podría ordenar el que allanaran sus oficinas o, incluso, su casa; ante ello, fue CRHoy el medio que salió a distorsionar lo dicho por el abogado: “Juan Diego Castro busca intimidar y ataca a la Fiscala General”, tituló el 15 de julio CRHoy.
Queda claro, entonces, que el objetivo de CRHoy, al mando de Silvia María Ulloa Castro, para tener contento al dueño y jefe real del periódico Leonel Baruch, consiste en mantener una campaña abierta en contra de Juan Diego Castro, para lo cual a este periódico digital le importa poco o nada la ética, el balance informativo, los principios de decencia y respeto, así como una información veraz y contrastada, que comulgue con un periodismo digno.
Así respondí -públicamente- al embajador de Israel en Costa Rica
Amir Ofek, embajador de Israel en Costa Rica, que presentó credenciales ante el entonces Presidente de la República Luis Guillermo Solís, el 6 de diciembre de 2017, rompe con todos los cánones diplomáticos y sale a atacarme en La Nación. Por la forma en que lo hace, parece más bien un aficionado que un funcionario con una larga carrera diplomática.
El señor Ofek, como si estuviera entrenado en los juegos macabros del periódico que le sirve de trinchera, realiza, el miércoles 31 de julio de 2019, una fuerte afirmación contra mi persona; pero la hace mediante una frase cargada de incertidumbre, con lo cual se hermana en estrategias y formas con el periódico que le da cobijo.
“Se trata de una expresión miserable que no debería decirse”, responde el diplomático Ofek en un comunicado enviado a La Nación, respecto de un comentario mío en mi cuenta de Facebook del 27 de julio del presente año. Es evidente que dicha afirmación responde a una interrogante que se omite, con toda deliberación, en el comunicado del embajador Ofek y en la información suministrada al lector por parte del periódico.
Ante ello, me pregunto: ¿leyó el señor Ofek mi comentario completo o respondió a una información tergiversada? ¿Por qué un diplomático se apresura a arremeter contra un ciudadano costarricense con tanto desparpajo como si él fuera un natural del país, y no un embajador que debe responder a los códigos diplomáticos que hacen de su labor un noble oficio?
Habría, por mero rigor histórico, que recordarle al señor Ofek que ese mismo diario, que hoy le sirve de eco y altavoz, se opuso de forma rotunda y desató una andanada de informaciones parcializadas y falsas, durante cuarenta días, contra la compra de armas a Industria Militar de Israel en el gobierno Figueres Olsen, en el año 1996, cuando yo ejercía como Ministro de Seguridad.
El señor embajador debería, también, informarse de forma adecuada, de porqué critiqué con dureza a CRHoy, propiedad del banquero Leonel Baruch, sea del credo religioso que sea, si es que practica realmente alguno. CRHoy publicó muchas informaciones falsas sobre mí, sobre mis empresas, y sus mentiras y mala fe están demostradas en sentencias judiciales. Tengo las pruebas de que era información totalmente falsa y malintencionada.
Ahora sí, señor Ofek, ahora sí toma fuerza esa frase incompleta con que pretendió indisponer a la estimable comunidad judía en mi contra, porque lo que hizo “CRHoy” sí “se trata de muchas expresiones miserables que nunca debieron decirse”.
Publicar información falsa sobre un ciudadano o una empresa en Costa Rica es un delito, como debe serlo en su país, y eso es lo que hizo el medio del banquero costarricense de ascendencia judía, como muchos de nosotros que tenemos sangre sefardita, y por lo cual los voy a llevar a los Tribunales de Justicia.
Señor Ofek, el alero en el que hoy se resguarda y en el que salió a cuestionarme y a hacer inferencias absolutamente infundadas relacionadas con el holocausto, es un medio camaleónico sin reservas, por lo que, si hoy le encumbran y lo estimulan a romper toda regla diplomática, mañana pueden llevarlo al abismo utilizando el mismo cauce: el arte de mentir.
https://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/395549/juan-diego-castro-responde-al-embajador-de-israel
Así contesté -públicamente- la altanería y las malacrianzas del abogado Eric Scharf, entonces presidente de CINDE y socio de Sfera Legal: “Es un irrespeto fingir no entender”
Cuando se tienen argumentos débiles, pobres e inexactos para arremeter contra una persona, se suele recurrir al antiguo truco de merodear sobre el tema, para luego, en un giro forzado, justificar el ataque sin una razón de peso.
Es lo que hace Eric Scharf en su artículo “La insensibilidad ante las tragedias humanas”, (Diario Extra-jueves 8 de agosto 2019) mediante el cual defiende al banquero Leonel Baruch y, para ello, pone en mi boca expresiones y situaciones que, ni de lejos, he invocado ni utilizado.
Con el fin de poner al lector de su lado, Scharf hace un recuento de situaciones tristes y lamentables que ha experimentado el mundo en diferentes momentos, como esa famosa foto en la que aparece el niño sirio muerto, o la tragedia de los inmigrantes latinoamericanos, que incluye a niños y adultos, que tratan de cruzar la frontera y alcanzar suelo estadounidense, o lo sufrido por miles y miles de respetables seres humanos durante la Segunda Guerra Mundial y el ataque nazi a los judíos, que bien ejemplificó la historia de Ana Frank en su célebre libro.
Con un ejercicio retórico de pocas luces, en el que se nota que Scharf está apelando a dolorosos hechos con el único fin de manipularlos y sacarles provecho a su favor, recurre a la operación de descontextualizar mis afirmaciones, para luego hacer extrapolaciones fantasiosas e incoherentes, dignas de un novelista con su imaginación atrofiada.
En mi amplio comentario en mi Facebook, del 27 de julio, luego de hablar de la forma en que la corrupción campea en diferentes ámbitos de la vida nacional, incluidos los de la política y los medios de comunicación, hice la siguiente aseveración: Pero lo peor de lo peor de la “mala prensa” es la “cámara de gas mediática” del perverso banquero Baruch, el campo de concentración del periodismo… CRHoy. Cadalso ofrecido en el paquete de compra de bonos a algunos partidos políticos, con fondos ocultos, para destruir a sus contendientes. Un banquero con una cámara de gas mediática que lanza sus pastillas de cianuro difamador a sus objetivos políticos”.
Hay que fingir o tener poco entendimiento para no entender dicha afirmación; para partir de ella y decir que así irrespeto a los miles de judíos que tristemente murieron en el holocausto y que, de esa forma, también, irrespeto a la fe judía.
Son numerosas, a lo largo de mi vida, las muestras de cariño y de respeto para la colonia judía en Costa Rica. Por mí hablan los hechos, mucho más que las palabras, lo que me hace recordar aquella hermosa frase del gran José Martí: “No se debiera escribir con palabras, sino con hechos”.
Señor Scharf, no “desvalorizo”, no “desprecio”, no “minimizo”, como lo sostiene en su artículo, a ningún ser humano por ninguna condición, sea social, económica, política o religiosa, y así lo confirma mi amplia carrera como abogado penalista a lo largo de 40 años y como ciudadano de esta Costa Rica que tanto quiero.
Asegurar, por ende, que mis expresiones son “odiosas, despectivas, amenazantes y dolorosas” es faltar a la verdad, a la ética y a la altura humana, esa misma que invoca, pero que niega en sus propias palabras. ¿Se da cuenta, señor Scharf, de que es cierta la afirmación “por sus frutos los conoceréis”?, por lo que es vago e insuficiente adjudicarme conceptos que no invoqué y que no utilicé, y que – por esa vía – lo que hace es exhibirse tal cual es.
Me acusa de ‘insensibilidad’ y de ‘irresponsabilidad’ a la hora de emplear mi libertad de expresión, para luego insinuar que apelo a la violencia en un país de paz como el nuestro: estoy seguro de que el lector sabrá apreciar que no basta con grises sutilezas para descalificar una vida entregada al ejercicio del derecho apegado a los más altos principios del humanismo, esos que florecieron desde Grecia hasta Roma y que me acompañan siempre como una luz imperecedera en el horizonte.
Con esta invocación a las naciones y dioses que hicieron grande a Occidente, pongo punto final a esta falsa polémica en la que me he visto arrastrado por mis enemigos políticos y periodísticos, hasta tanto no aparezca un contendiente digno, que me obligue a desenvainar el amor a las letras y a la justicia que siempre me han guiado en mi camino.
(*) Eric Scharf es presidente de Cinde, socio del bufete Sfera Legal, fundador del Foro de Enlace Costa Rica-Israel, de la Cámara de Comercio Costa Rica-Israel y del Foro Interreligioso de Costa Rica
(**) Esta respuesta vale para el empresario y abogado Leny Feinzag, que vociferó desatado en mi contra, como cuando fue mi mal alumno.
Derecho de respuesta enviado a los fusileros de La Nación.
“La operación del silencio con que La Nación vuelve a mentir”
Enviado a Armando González, editor general Grupo Nación y director de La Nación, el 31 de julio del 2019.
Una vez más, como desde hace 25 años, he sido afectado por informaciones inexactas y agraviantes emitidas en mi perjuicio, por ese medio que usted dirige y que tanto daño me ha causado.
Al tenor de lo dispuesto por los artículos: 29 de la Constitución Política, 14 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, 66 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional y 7.2 de la Ley de Protección de la Persona frente al tratamiento de sus datos personales, independientemente de las acciones legales atinentes, ejerzo mi derecho de rectificación y respuesta frente a las antiperiodísticas publicaciones que usted autorizó para afectar mi reputación y continuar con la destrucción de mi honor, y que hoy día aparecen en:
Las páginas 6 (dos notas) y 20 (editorial) de la edición impresa de La Nación y en el sitio web www.nacion.com, en los siguientes enlaces:
En el perfil de la red social Facebook de ese medio, en todos los post que se refieran a las tres publicaciones citadas y en el siguiente enlace:
https://www.facebook.com/115872105050/posts/10162253294385051?s=100000669429590&sfns=xmwa
En la red social Twitter, @nacion, en todos los post que atañen a las tres publicaciones dichas y en el siguiente enlace:
dlvr.it/R9NF65 pic.twitter.com/8Q76iX9n2D
Señor director, lo conmino para que cumpla con el mandato legal y dentro de los próximos tres días, con el mismo destaque, en las mismas páginas de la edición impresa y en el sitio web www.nacion.com, en los tres enlaces anteriores, así como los perfiles de Facebook y twitter señalados, con la misma tipografía, sin eliminar ninguna palabra, sin modificar el título, ni cercenar ningún párrafo, publique sin costo alguno el siguiente texto:
Derecho de respuesta. La operación del silencio con que La Nación vuelve a mentir.
El arte de mentir pareciera que es una potestad del periódico La Nación, algunos de cuyos periodistas se especializan en descontextualizar los hechos, para luego, mediante pobres ejercicios retóricos, hacer generalizaciones y asociaciones que no tienen ningún asidero con la realidad de la que provienen.
Desde 1998, año en que logré que los condenaran por injurias y difamación, La Nación no pierde oportunidad en atacarme y, para ello, recurre a tramas gobbelianas; porque esa vieja máxima de miente, miente, miente que algo queda, es una de las acciones preferidas de los llorentinos, por medio de la cual comenten atrocidades periodísticas en nombre de la libertad de expresión y de la manipulada libertad de prensa.
Con el titular sensacionalista de su editorial “Denuncia del antisemitismo” y apoyados en una nota intitulada: “Comunidad judía: nos ofende la odiosa comparación realizada por Juan Diego Castro”, ambas del 30 de julio, este medio, que es más partido político que periódico, saca de contexto un comentario en el que me refiero al periodismo antiético y denigrante que hace la tropa de Leonel Baruch en CRHoy y en el que, además, hago serias denuncias relacionadas con la corrupción en el país.
Aprovecha La Nación, como es su característico estilo, un comunicado de prensa de la comunidad judía para acusarme de “odio, discriminación y judeofobia”, cuando quien tenga la más mínima capacidad de comprensión lectora sabe que el mensaje emitido en mi cuenta de Facebook nunca es irrespetuoso con la comunidad judía y, solo si se hacen extrapolaciones sacadas de contexto, mediante el silencio de términos, se puede llegar a semejantes conclusiones; pero, precisamente, esa es la especialidad de ese medio: la manipulación.
El arte de manipular es el más grande patrimonio que tiene La Nación y por eso, incluso de forma absolutamente irresponsable, busca vincularme con actos vandálicos que se han presentado en los últimos días, con los cuales, desde luego, no tengo ninguna relación, pero mediante esta operación semántica de mentiras baratas, se busca manchar mi buen nombre y mi honorabilidad, la cual he mantenido intacta a lo largo de una carrera de 40 años.
Quien quiera sacar de su verdadero contexto mis palabras sobre ese periodismo antiético que hace CRHoy, medio que es capaz de mentir y de esparcir difamaciones solo para beneficiar a los clientes y amigos y socios de Leonel Baruch, se presta al perverso juego de intentar destruir mi buen nombre y de encender fuegos, ahora sí, mediante una retórica estridente e incendiaria, operación en la que los llorentinos son especialistas, aunque las más de las veces el lector inteligente desmonta sus retorcidos vericuetos.
Quieren acallarme, una vez más, porque soy una voz que me atrevo a decir las verdades de lo que pasa en nuestra sociedad, tan golpeada, tan maltratada, tan manipulada y tan a merced de ese conglomerado de medios de comunicación, tanto privados como públicos, que, mediante una recua de periodistas mediocres y entregados a la más ominosa subjetividad, busca siempre manipular para contar sus propias verdades, amparadas en el alero de sus negocios e intereses.
Por eso, cuando me referí a términos como “cámara de gas mediática” y “campo de concentración periodístico” estaba perfectamente consciente del valor de los adjetivos empleados; lo que sucede es que La Nación, en una operación doble de silenciamiento, solo habla de “cámara de gas” y de “campo de concentración”, y así, por un efecto de contigüidad semántica, busca exponerme ante el pueblo judío.
De ahí, La Nación pasa a hacer una insinuación aún más grave, amparada en un comunicado de la comunidad judía de Costa Rica que le sirve como base y pretexto, al afirmar que no respeto a quienes padecieron el holocausto, tema que jamás se alude en mi texto, así como en ningún momento me refiero a la terrible situación que padecieron los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Al hacerlo no solo se vende una mentira como una catedral, sino que, además, en la operación, se silencia el punto capital de mi escrito: la denuncia de la corrupción de los partidos políticos, la denuncia contra la corrupción en el Poder Judicial y la denuncia de una prensa manipuladora y mediocre, que miente cuando le conviene y calla cuando tiene que alzar la voz contra los que hacen del poder una piñata y un saqueo para su beneficio personal.
El mismo ejercicio lo hicieron tras unas declaraciones mías respecto al acoso sexual en el Poder Judicial y, en esa oportunidad, 5 de enero de 2018, armaron de nuevo un escándalo, buscaron las fuentes que les dijeran exactamente lo que necesitaban y, bajo el velo de “un periodismo objetivo”, estructuraron contra mí toda una campaña de comunicación, en la que pronto un grupo de periodistas satélites pasó a expandirla, con base en la arrogante premisa de que ellos tienen la verdad y son los ungidos para contarla a los costarricenses.
Ejercicios similares los han hecho muchas veces los periodistas y la directora de CRHoy, como en las publicaciones del 16 de diciembre del 2017, sobre una denuncia calumniosa de Juan Tuck y Carlos Wiessel Baldioceda (sobreseída hace años), y la del 2 de febrero de 2018 CRHoy, amparada en una denuncia falsa y anónima, mintió respecto a que, mediante mi ejercicio de la abogacía, me dedicaba a la evasión fiscal. Estas no son simples opiniones: tengo las pruebas de que fue así y las resoluciones judiciales que demuestran mi inocencia. Por estos delitos, CR Hoy y su dueño responderán ante los Tribunales de Justicia.
Aquí no importa el honor lesionado y las consecuencias que podía generar cuando se publicó la falsa notica el 2 de febrero de 2018, justo cuando ya se había decretado la tregua electoral y no se podía reaccionar. ¿Este sí que es periodismo del bueno según el diario llorentino?
En esta nueva operación del silencio en la que pretende meterme La Nación, una vez más, se aprecian rasgos y formas de proceder empleados desde 1998, cuando los tribunales los condenaron a pagar ¢12 millones y a publicar la sentencia en las primeras diez páginas del diario, a saber: falsear los hechos, desacreditarme mediante ejercicios retóricos y presentarme ante la opinión pública mediante una imagen deformada para manchar mi honorabilidad y recto proceder.
Vuelve La Nación a sus andanzas y ahora utiliza y manipula a la estimable comunidad judía para verter mentiras y endosarme afirmaciones que jamás he hecho: viejo tango el de este camaleónico periódico que se mueve al vaivén de los intereses que le convienen y cuyo mayor ejercicio es silenciar a quienes nos atrevemos a denunciar en voz alta el que nuestra patria va al despeñadero (olvidan en La Nación cuarenta días de publicaciones contra la compra de armas policiales a Israel, en el gobierno 94-98), mientras banqueros como Leonel Baruch hacen sus negocios con la campañas electorales y nadie se pregunta ni investiga de dónde vienen esos millonarios fondos.
En el año 1997, Baruch se salvó de responder por el ilegal favor que le hizo a La Nación cuando fue directivo del Banco Central, cuando iniciaba su banco BCT…. ¡Añeja amistad!
El juez contencioso administrativo Joaquín Villalobos Soto, del Segundo Circuito Judicial de San José, dictó la sentencia a las 8:00 del 18 de agosto de 1997 (un mes antes de las publicaciones injuriosas por las que condenaron penalmente a tres periodistas y civilmente a La Nación), en el expediente 85-00207-177-CA, en el juicio ordinario de lesividad del Banco Central contra La Nación S.A., Leonel Baruch Goldberg y otros exdirectivos de ese banco. En fallo de primera instancia, La Nación fue condenada a resarcir y pagar al Banco Central la suma de dos millones quinientos nueve mil seiscientos sesenta dólares EUA, debiendo reconocer la diferencia frente al tipo de cambio de ocho colones sesenta céntimos pagado en su oportunidad a la accionada (…) sin lugar la demanda en cuanto a los demás demandados en relación con los que se admite la excepción de caducidad.
Ver además los acuerdos de la Junta Directiva del Banco Central:
Número 27, sesión 3667 del 17 de setiembre de 1981.
Número 15, sesión 3705 del 21 de enero de 1982.
Número 2, sesión 3724 del 6 de abril de 1982.
Número 15, sesión 3727 del 15 de abril de 1982.
¿El misterio de la única testigo de Baruch?
¿Cuáles son los ocultos nexos entre la testigo, su partido político, Baruch, Silvia, Banco BCT y CRHoy?
Por ahora sólo sabemos que en el Expediente 18-000115-0619-PE, Fiscalía Adjunta del Primer Circuito Judicial de San José por el delito acceso desautorizado a la información, donde figuran como demandadas Silvia Ulloa Castro y CR HOY S.A, representada por Baruch:
El 4 de junio del 2018, gestionó pruebas y se apersonó en el expediente ( folios 49 a 54).
El 16 de octubre del 2018, ratificó la denuncia (folios 66 a 66 vuelto), ese día.
El 1 de noviembre del 2019, como representante de su empresa Astrea Consultoría S.A, señala para atender notificaciones su correo electrónico grazycl@gmail.com (7 meses antes de consumar el delito de extorsión);
El 21 de enero de 2021, suscribió un memorial donde manifestó que su exesposo trabaja como oficial de seguridad del Banco BCT y “él no conoce a Leonel Baruch”, y “revoco la instancia en este asunto y solicito no ser tomada como parte ni ser informada de los hechos de este proceso” (folios 364 a 366 del expediente 18-000115-0619-PE, querella por acceso desautorizado a la información).
El 1 de diciembre de 2201, en la audiencia preliminar, un mes después de que Baruch echó a Silvia Ulloa, fue ofrecida como única testigo por el defensor de la querellada.
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. – Eclesiastés 3 –
