Carlos Antonio Jiménez Rueda

A la orden de Fernando Contreras López. CDR. Amelia Rueda Hermano de una importante funcionaria de la Contraloría General Ex asesor empresarial del fusil de chispa

El retoño de la rueda desinformadora con pauta estatal

Carlos Antonio Jiménez Rueda se hizo periodista deslumbrado por los logros y los alcances de su famosa mamá Amelia Susana Rueda Ahumada, y, por lo tanto, ha seguido sus pasos, no sin antes hacer una pasantía para terminar de formarse en todo su esplendor en el diario La Nación.

Tal y como lo dicen el sabio refrán: de tal palo, tal astilla, y en ese sentido Carlos Antonio Jiménez Rueda ha sabido absorber las múltiples enseñanzas que la presentadora de Telenoticias y luego la conductora de “Nuestra voz” y directora del sitio “ameliarueda.com” ha querido transmitirle para gloria y honra del periodismo costarricense. Amén.

Es por ello que el hacer de su retoño no se diferencia en mucho a lo que realiza la madre. Es decir, el esquema de periodismo con que se maneja Antonio Jiménez es calcado al que despliega su madre y que consiste en darle a ciertos temas énfasis, siempre y cuando no comprometan una línea editorial afianzada a partir de intereses comerciales más que periodísticos.

Y así es que se maneja “Nuestra voz” y “ameliarueda.com”, que en el contexto del periodismo costarricense en verdad no representan mucho, pero sus gestores le hacen creer a las agencias y anunciantes de que la realidad es tal y como ellos la pintan.

De ahí que firmas como el Banco Nacional, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), JAPDEVA y otro número importante de instituciones estatales y autónomas suelen aparecer como anunciantes en los espacios de los Rueda Ahumada y Jiménez Rueda.

Fruto de las tendencias que marcan el devenir periodístico de la actualidad, Carlos Antonio no se presenta como periodista en sí mismo, sino como “editor ejecutivo” del sitio web que impulsa su madre.

Llama la atención esta denominación, más propia de los mercados de divisas y financieros, que el espíritu que según los teóricos debe de prevalecer en una sala de redacción, si es que aún existen estas, dado que con los avances tecnológicos los periodistas pueden operar desde cualquier lugar del mundo.

En todo caso, la auto denominación a la que acude Antonio Jiménez no parece ser gratuita y más bien responde a esa concepción que hace del periodismo un negocio más, una transacción más en el mercado, solo que de por medio está el delicado deber de informar a una población, la cual cuando recibe las noticias y las valoraciones de los periodistas, parte de que detrás hay un riguroso ejercicio ético.

Lo anterior llama a reflexionar si Jiménez Rueda procede en su comportamiento como periodista o en su lugar actúa como un pequeño empresario que hace de la información un negocio, porque en tales circunstancias la situación cambia de manera drástica.

En el caso de los Panamá Papers, por ejemplo, el sitio en el que Carlos Antonio Jiménez Rueda es “editor ejecutivo”, “ameliarueda.com”, me relacionó con una gestión indebida en dicho país, lo cual en su momento desmentí de manera categórica.

“Hace más de 15 años llevé un caso de investigación del Ministerio Público, en el que nunca fueron acusados: Hermes Navarro y Jerry Ten Brink. Ambos clientes fueron sobreseídos. Nunca hubo juicio. No soy abogado tributarista, ni corporativo. Mi desempeño profesional en ese litigio fue transparente y técnica y éticamente correcto. Basado en pruebas confiables y en peritaciones oficiales. Recibí honorarios legales y los reporté oportunamente a la autoridad fiscal, desde entonces”.

Aquí de nuevo surge la gran pregunta: ¿actuó el editor ejecutivo con la mirada puesta en el buen periodismo o actuó como un editor ejecutivo que tenía algún interés ideológico y económico en dañar mi buen nombre?

Como se puede observar, el comportamiento de Carlos Antonio Jiménez Rueda no siempre está apegado a la ética periodística que exige su profesión y en este caso particular, como en otros contra mí, a la dupla Rueda Ahumada y Jiménez Rueda les ha faltado transparencia y buen hacer como periodistas.

Tras los cuestionamientos públicos que le hiciera a Amelia Susana Rueda Ahumada y a su hijo, no solo no hubo respuestas, sino que, por otros medios, como por la página de Wikipedia en inglés, se llegó incluso a decir que yo los había atacado. La situación, como puede observarse, es insólita.

 ¿Atacarlos? La afirmación es excesiva, cuando  lo que hice fue poner en contexto una serie de interrogantes que el público costarricense también se hacía en relación con la forma en que ambos periodistas manejan sus espacios en los medios de comunicación y los intereses que los cobijan.

Con ello, tanto Carlos Antonio Jiménez Rueda como Amelia Susana Rueda Ahumada, buscaron presentarse ante los costarricenses como las víctimas que eran atacadas por mi persona, cuando en realidad fui el que recibió los dardos envenenados de ambos periodistas a través de sus controvertidas informaciones.

En realidad, Carlos Antonio Jiménez Rueda no solo sigue los pasos de su señora madre -sin tacones altos- sino también los que aprendió en La Nación, en donde buena parte de las informaciones son manipuladas a gusto y paciencia del director de turno, porque aquellas tienen que responder a un alto interés económico o ideológico, o ambos a la vez.

De esta manera, el periodismo del hijo de Amelia Susana Rueda Ahumada, Carlos Antonio Jiménez Rueda, se circunscribe  a lo que hace la mayoría de la prensa comercial costarricense: pintar los hechos del color que les conviene, sin importar que detrás hay personas y familias que sufren con su irresponsabilidad y su falta de ética.

Y qué decir de las estudiantes de periodismo que aupaba para que formularan preguntillas atarantadas y provocadoras, con ridículos afanes de crear noticia, como como fúsil sin chispa, sobre cargado de pólvora y con mecha corta.