Chispazos cebados y salvas cambroneras…
En un post en Twitter, el periodista Cristian José Cambronero Arguedas sostiene que al embuste y las falacias se las combate y eso es precisamente lo que se hará en este escrito, para dejar en claro que al amparo de un periodismo falsamente equilibrado y profesional, se ataca a personas por prejuicios y conveniencia.
Es el caso de Cristian Cambronero, premio “Fusil de chispa”, colaborador en su momento del diario La Nación y de El Financiero, con lo cual ya da una pista de cuál es su visión ideológica y de cómo su hacer periodístico se mueve en la dirección que marcan esos medios, por más independencia que proclamase, en su ya extinto sitio web como en sus redes sociales.
Cambronero durante la campaña electoral 2018 se plegó a lo que decían La Nación, El Financiero y el Semanario Universidad, así como Canal 7, Repretel, Informe 11, y que consistía en descalificar o dotar de un sarcasmo mis actuaciones.
En sus diferentes pronunciamientos en sus redes como Twitter, por ejemplo, Cambronero siempre vio como un peligro mi candidatura presidencial y la combatió sin argumentos y sin explicar del por qué de esa visión preconcebida. Esto ante los ojos de sus lectores, porque se advierte de que tenía intereses que respondían a una mano negra que se movía tras bambalinas.
De esta forma evidenció que su periodismo era igual al realizado por esa pléyade de servidores a las causas de intereses económicos y comerciales, y que en vez de ver en el periodismo un ejercicio de servicio a la sociedad y a la ética, convierte su participación en un actuar ligado a intereses alejados del pueblo.
Hizo mofa de mí en sus redes durante la campaña, con lo que, también, dejó al descubierto que la ética es un extraño valor para su hacer, por más que pregone a los cuatro vientos que lo suyo es el periodismo independiente del que carece el país.
Una prueba de que ese periodismo digital, que él realiza, es tan pasajero y estéril, es que cerró su sitio web “cambronero.cr”. Tampoco mantiene su vigencia en la red el “famoso” “fusildechispas.com”, blog que promovió hasta el cansancio en concursos internacionales, con el fin de hacer ver que era un blog serio, profundo y trascendente.
El tiempo se ha encargado de demostrar que no era así y hoy ese fusil duerme el sueño de los justos, como tantas y tantas palabras gastadas y pobres que ha emitido Cristian José Cambronero a lo largo de más de diez años, lo que extrañamente le alcanzó para ganar el Premio Nacional de Periodismo 2009. Está claro que ese premio ha atravesado por momentos críticos, a tal punto que en varias oportunidades lo han declarado desierto.
Cabe decir que en este tipo de reconocimientos muchas veces imperan los postulados políticos por encima de los profesionales y, de nuevo, la realidad es la que se encarga de poner cada cosa en su lugar.
De forma tal que ahora Cambronero Arguedas vierte su mala saña en Twitter y Facebook, en especial en la primera red citada, y como es un periodista del montón sus auto campañas sobre el periodismo independiente son una careta que ya se le cayó, antes o después de los fallidos negocios con el hijo de Amelia Rueda.
El juego entre Cristian José y sus colegas más allegados es simple: entre ellos se pasan enviando mensajes sobre temas relevantes para la patria, cuando en realidad son relevantes para sus intereses y para sus visiones ideológicas sustentadas en lo que demanda el mercado y en cuanto les pueda beneficiar de manera personal.
Cambronero es un caso interesante desde el punto de vista de cómo se maneja hoy la comunicación y ese pseudoperiodismo, que amparado en el cliché de independiente no se despega ni un milímetro de las coberturas tradicionales, sostenidas a su vez por un falso equilibrio informativo.
De esta manera, La Nación, El Financiero, Canal 7, Canal 6, CRHoy, Elmundo.cr y tantos otros resultan ser medios interconectados por intereses y visiones que rechazan cualquier propuesta diferente y que venga a plantear una Costa Rica distinta, alejada de la corrupción, de la incapacidad, de la miopía y del conformismo.
Por esa razón, con las salvas cambroneras, aquellos medios encuentran ecos en estas plataformas, donde comunicadores como el citado, solo sirven para ampliar posiciones ideológicas cercanas al poder.
En medio de ese laberinto mediático que se crean estos periodistas recolectores de migajas de la casta codicioso, pero disfrazados de independientes, es posible coincidir en un solo punto con el laureado Cristian José Cambronero Arguedas: “Al embuste y a la falacia se les combate”.
En efecto, y esto es lo que hago con valentía y con la vocación de defender la verdad, cueste lo que cueste, porque estamos en una época en la que en Costa Rica prevalece ese periodismo canalla, supositivo, antiético y acomodadizo con los intereses del poder, aunque en esas trincheras digitales la mayoría se disfrace de periodista independiente y ético. Nada más alejado de la realidad. Y Cambronero es una muestra de ello y de esa matrix que tanto daño le hacen al periodismo nacional y a nuestro país.