Esteban Adriano Mata Fonseca

Pastelero, periodista incubado en La Nación, entrenado pocos meses en elmundo y funcionario de Consejo Nacional de Cooperativas. Mantiene el “pulso” variable. De La Pólvora, Cartago

La tirria delirante que altera su pulso y casi mata a Mata

Esteban Mata ha deambulado por varios medios de comunicación que incluyen a La Nación, El Mundocr y ahora PulsoCR, y en los tres mantiene la misma línea ideológica que lo asiste: arrogarse el derecho de poseer la verdad absoluta.

El recurso ni es original ni solo él lo practica, por el contrario, responde a la lógica del grupo Nación, el Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (Iplex) y de todo el sector de la prensa canalla al servicio de unas pocas y potentes familias, así como de los partidos corruptos que les pagan.

Con figuras que andan de aquí para allá y de allá para acá mientras se reparten puestos en sus respectivas organizaciones -ahora con un nuevo brazo para extender sus tentáculos como es Punto y aparte, donde aparece una exdirectora de La Nación, Yanancy Noguera, con el flamante Eduardo René Ulibarri Bilbao como guía, quien fuera condenado en 1998 mientras dirigía al diario llorentino por injurias-, manipulan y engañas  a sus audiencias.

En ese ecosistema mediático se mueve Esteban Adriano, quien lejos de practicar un periodismo equilibrado, ético, que sepa escuchar a las partes, se centra en ser el poseedor de la luz y la verdad y, por ende, de publicar informaciones parcializadas y prejuiciosas.

Bajo ese alero me ha tratado siempre, tanto durante la campaña electoral de 2018 cuando trabajaba para El Mundocr, periódico que cometió severos atropellos contra el entonces candidato presidencial–, como después desde PulsoCR, un diario digital que en nada se diferencia de los pseudoperiódicos que han surgido con el advenimiento de Internet.

El 18 de octubre de 2018, en PulsoCR, publicaba la siguiente noticia: “Juan Diego Castro un ‘soldadito’ sindicalista del TSE”.  ¿Cuánto le pagaba de sueldo a Aarón Chinchilla, lo aseguró, le cubrió las cargas sociales?

Ya desde el titular se nota cómo Esteban Adriano Mata Fonseca procuraba descalificar mi acción de asesorar sin ningún interés monetario al nuevo sindicato del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).

De igual forma, al querer ponerme en esa información a la par del sindicalista Albino Vargas, de la ANEP, Esteban Adriano Mata Fonseca pretendía que ese efecto de contigüidad se convirtiera en un elemento negativo contra mí.  Malintencionado y perverso.  Yo no tengo ninguna relación con la ANEP, todo lo contrario,  enfrentó a uno de sus abogados en caso muy serio donde he sido extorsionado.

¿Por qué les cuesta tanto presentar a sus lectores una información balanceada? ¿Por qué se saltan los más elementales principios del periodismo? ¿Por qué son incapaces de dejar que sea el lector el que decida el valor de esa información?

Las anteriores interrogantes son solo una manera de evidenciar que ese grupo de periodistas que creen ser poseedores de la verdad, no respetan posición alguna y proceden en consecuencia, sin importar que lo suyo los aleja tanto del periodismo serio y constructivo, que se convierten en mercenarios de la información.

Durante la campaña electoral de 2018, en la que durante un largo trayecto estuve liderando las encuestas, Esteban Mata, profesor de la ULATINA se comportó de una forma similar, es decir, hizo un periodismo acorde con los intereses de los grupos políticos que desde hace rato ostentan el poder, de ahí sus ataques constantes contra mi persona.

Y como Esteban Adriano Mata Fonseca parte de que es dueño de la verdad, como si fuera una deidad de la comunicación, cada vez que pudo me adversó, no solo desde El Mundocr, sino también desde sus redes sociales, en especial desde Twitter.

Cuando cuestioné que un proyecto de ley podría favorecer la pensión del presidente del TSE: Antonio Sobrado, la que podría ascender incluso a ¢10 millones mensuales, el periodista salió con su prepotencia a interpelarme.

“Don Juan Diego, ¿se dio cuenta de que su premisa es falsa? No es cierto que Antonio Sobrado vaya a recibir ese dinero. Le pregunto: ¿Por qué miente?”.

Una vez más, en lugar de indagar a profundidad sobre los alcances de lo denunciado, el periodista Mata prefería centrarse en elementos adyacentes a lo dicho, de forma que su discurso respondía a una línea editorial que aprendió en La Nación, la practicó en El Mundocr y se la llevó para PulsoCR, lo que equivale a decir que aunque siempre se circunscribe a la fórmula de ser un lobo con piel de oveja, su hacer está claramente parcializado.

Y es que en el caso de Esteban Adriano, este periodista no solo se dedicó en mantener una constante ráfaga de informaciones falsas y vulgares contra mi candidatura en la campaña electoral de 2018, sino que ya pasados los comicios ha tratado de cuestionar mi proceder en mi quehacer profesional.

Sus crisis de tirria lo alteraban constantemente y para calmarse hasta donde podía, publicaba insultos y falsedades en mi contra, desde los más insulsos memes hasta vilezas irrepetibles. El 15 de diciembre del 2017, cuando corrió dinero por los trillos de la prensa canalla,  falsamente afirmó “El inmaculado JuanDi demandado por estafa. ¡Seguirá escondido de la prensa?” y el 6 del 2018, cerca de la ermita de Quircot, en la sofocación de la abstinencia, lanzó un twitazo “Populista mentiroso”.  Esos ramalazos son característicos de alguna situación sin descubrir.

Incluso, muchas veces ha llegado a la desfachatez, al exigir elementos informativos que ningún periodista puede pedir con esa vehemencia y con esa contundencia, máxime cuando no se tienen las credenciales para hacerlo como es el caso que nos ocupa.

Aunque pertenece a ese círculo protector que tiene como gran gurú a Eduardo René Ulibarri Bilbao, Mata Fonseca es un periodista de tan oscuras credenciales que ni siquiera lo soportaron en El Observador, de donde lo despidieron y tuvo entonces que en un cuartito de su casa, en el PulsoCR…

Debe notar el lector, que así son los periodistas que me cuestionan: pobres diablos que se creen en la cumbre de la comunicación social, de la semiótica y que se ven en el espejo como expertos políticos, cuando en realidad andan por la vida sin mayor norte.

Por eso, cuando solo tienen la descalificación sin fundamentos como herramienta principal, dejan traslucir que en realidad los asiste el afán de cuestionar sin argumentos, sin sentido, porque esa es la forma más directa de servir a la ideología del poder y de alinearse con esos medios que son expertos en crear realidades, en saltarse los más elementales principios periodísticos y que viven justamente de eso: de reinventar la realidad para acomodarla a sus intereses, pero no a los de la colectividad a la que supuestamente sirven.

Es un círculo vicioso que corroe a la prensa canalla Costa Rica y que periodistas como Esteban Adriano Mata Fonseca contribuyen a sostenerlo y proyectarlo. Un cáncer periodístico que tiene a la patria como escenario y a la verdad como víctima continua, a cambio de no sabemos cuánto, ni hasta cuando.

Mata, el que a hierro mata… ¿Sique con el pulso alterado por que no pudo ir de “testigo y mártir” al juicio contra su antiguo mundo?

¡Vaya más seguido a la ermita de Quircot!