Hassel Fallas López

A las órdenes de Manuel Francisco Jiménez Echeverría. Lico IV

Dañar con “datos” falsos, otro truco del periodismo psicopático

Como intrigante de la Unidad de Inteligencia de Datos de La Nación, Hassel Fallas López y sus compinches descubrieron una nueva manera de hostigar a sus víctimas: apoyándose en datos que manejan a su antojo, para hacerle ver al lector que están frente a un periodismo objetivo.

No se puede negar que el proceder es ingenioso: cómo refutar una información si ahí están los datos fríos, destilados, palpables, medibles y demostrables.  Trucos raídos en los más viejos estrados, pero novedosos en la prensa canalla a las órdenes de la casta codiciosa.

No obstante, La Nación y sus periodistas practican un periodismo tan alejado de la ética y el buen hacer, que son capaces de manipular y distorsionar los datos que en un principio parecían incorruptibles.

De esa manera, como sucedió en la campaña electoral de 2018, La Nación rastreó y hurgó en los datos que publicaban algunos candidatos, como lo hice yo, y no tuvo el mismo rigor con informaciones emitidas por el Partido Acción Ciudadana o el mismo Partido Liberación Nacional, ello por cuanto respondían a los intereses que defendía el diario, develados en los últimos años de propaganda y protección descarada del corrupto gobierno.

Lo anterior explica por qué hubo un ensañamiento con el programa electoral presentado por mí, al que trataron de acusar de plagio, cuando en realidad lo que buscaba la Unidad de Datos de La Nación, era encontrar otro portillo para afectar mi imagen.

En esa tarea, en su condición de editora, Hassel Fallas López alentó desde las sombras muchos trabajos que aspiraban al sensacionalismo contra mí, porque entre más repercusión lograran en las redes sociales, a expensas de una de las candidaturas más originales y osadas de los últimos cinco procesos electorales, como era la mía, era mejor para los intereses de ese diabólico diario, que hoy se comporta como periódico, mañana como partido político y pasado mañana como una empresa totalmente ajena a los altos estándares del periodismo.

Titulares como “Tomó propuesta del Incofer para su plan de gobierno”; “Usó premisa falsa para cuestionar pensión de Presidente del TSE” “Utilizó texto similar a uno elaborado por Frente Amplio”, son solo una muestra de cómo desde la Unidad de Datos de La Nación se trató de ensuciar mi nombre, con dos o tres párrafos en más de cien páginas y decenas de aportes de nuestro equipo. ¡Eureka! Deslumbrantes hallazgos para hacer un huracán de un estornudo, falta de rigor y de seriedad. 

Hassel, posterior a los comicios de 2018, se ha dedicado a la formación de estudiantes en el periodismo de datos, una corriente de moda hoy y que responde a una línea del periodismo estadounidense y europeo, y que tiene la particularidad de que casi todo lo que toca lo convierte en suculentas primicias, algo así como un rey Midas de la información.

Pese a que se distanció de La Nación,  Fallas López continúa perteneciendo a ese círculo que integran el Instituto de Prensa y Libertad de Expresión (IPLEX), con Eduardo René Ulibarri Bilbao a la cabeza y exdirector del diario llorentino y ahora cuestionado directivo de Aldesa, Chaves y la gran estafa. Datos. Datos Datos.  De igual manera, integra Punto y Aparte, ese proyecto en el que ella es una de las “mentoras” y en el que hoy la derecha y el periodismo conservadores encuentran apoyo en los medios.

Se les cayó momentáneamente el tercer bastión que era el Semenario Universidad, un medio que, para asombro de propios y extraños, le seguía el juego a La Nación y se había convertido, mediante la dirección de Ernesto Rivera Casasola, en un eco porteño de esa cofradía dañina y amos y señores de la verdad, al tiempo que sirven a los sectores más poderosos y corrupotos del país.

Hassel Fallas no solo se formó ideológicamente en sus años en La Nación, sino que sigue ligada a esa cofradía que tiene en el periodismo supositivo, prejuicioso y de mala fe, una manera de practicar una profesión que otrora fue prestigiosa y honrada.

Por todo lo anterior, no es de extrañar que para las elecciones de 2022, vuelva la periodista a sus trabajos “investigativos” y a sus proyectos en la Unidad de Datos de La Nación, medio que ahora se ha convertido en pontífice de este tipo de periodismo, con lo cual no solo relegan el periodismo humano, sino que es otra forma de manipular la realidad de un país que cada días se encamina más a tiempos nublados y oscuros.

Con Hassell Fallas López en un principio, La Nación encontró en el periodismo de datos una nueva forma de hostigar a sus adversarios, lista en la que me tienen en primera fila desde hace tres décadas, por eso la combato sin tregua y cada vez que sale a mentir o calla públicamente.