Marlon Mora Jiménez

A la orden del rector Hening y al servicio del Frente Amplio

Convirtió la televisión de la UCR en otra letrina del Frente Amplio

El 6 de diciembre de 2017 en el espacio “Suave un toque” del Frente Amplio, presentado por una estudiante de derecho, Claudia María Campos Rodríguez, el Canal 15 de la Universidad de Costa Rica (UCR), emitió un programa que atropellaba todas las normas éticas elementales que han de prevalecer en un medio público financiado con dinero de los costarricenses.

La presentadora realizó una amplia serie de afirmaciones tendenciosas sin ningún respaldo y de esa manera vilipendió mi imagen, en momentos trascendentes en que era candidato presidencial de cara a los comicios del 4 de febrero de 2018.

El proceder de Claudia Campos fue sumamente grave, delictivo, porque no se pueden emitir opiniones basadas en prejuicios y en desinformaciones, y mucho menos cuando se utiliza una frecuencia del Estado y se emplean recursos que el erario costarricense le ha transferido a una universidad pública llamada a educar y a demostrar que en los medios de comunicación todavía existe el decoro, la decencia y el buen hacer que todo ciudadano reclama.

Si la falta de Campos Rodríguez era inadmisible, más grave fue la conducta del director de Canal 15, el “doctor” Marlon Mora Jiménez, porque suya era la responsabilidad de decidir qué se publicaba y permitir que un programa de tal bajeza, desinformación y llena de atropellos a la ética y a la humanidad de un ciudadano, en este caso contra mi persona, fue una muestra clara de que al director le interesaba mancillar mi imagen.

¿Por qué desde su dirección y  jerarquía permitió la emisión de un programa elaborado sin ningún rigor profesional?

¿Por qué avaló la transmisión de un programa sin ningún respeto por mí como candidato presidencial y como ciudadano?

¿Cómo el director de un medio de una universidad estatal se saltó  todos los parámetros de la ética y dio el visto bueno a un programa con un lenguaje soez, con un contenido basado en suposiciones y falsedades?

¿Por qué no aplicó ningún filtro a la información de que iba a hacer alarde Claudia María Campos Rodríguez?

¿Se daba cuenta de que con su proceder no solo se irrespetaba de una manera reprochable y escandalosa a mi persona y por extensión también a los televidentes del Canal 15?

¿Cómo podría hablar de ética y buen hacer periodístico el señor Marlon Mora Jiménez si como director del Canal 15 facilitó una emisión que ni siquiera un canal amateur de YouTube se hubiese dado el lujo de transmitir?

¿Olvidó el Marlon Mora que su obligación legal, moral y ética es velar porque el contenido que transmite el Canal 15 esté apegado a los más altos principios y no a los más deleznables como sucedió en el programa de ese 6 de diciembre de 2017?

 ¿Quería con sus omisiones como director validar una posición ideológica del Canal 15, llamado a ser imparcial siempre, pero sobre todo en el marco de una contienda electoral en la que estaba de por medio la silla presidencial?

¿En qué universidad aprendió el señor Marlon Mora Jiménez  a que se puede difamar y ofender el honor de un ciudadano solo porque no es del agrado de la línea editorial del canal que representa?

¿Para qué títulos en derechos humanos si a la hora de hacer valer esos conocimientos no los aplica? ¿Será que detrás había una clara intencionalidad de afectarme como legítimo aspirante a la presidencia de la República?

Se me  acusó, en el citado programa, de  impulsar un “populismo de derecha”; de ejercer el “autoritarismo” cuando fui ministro de Seguridad en el gobierno de José María Figueres Olsen (19994-1998); y mintió la estudiante de derecho Claudia María Campos Rodríguez al afirmar que mantuve en secreto la compra de armas a Israel.

También afirmó la difamadora de “Suave un toque”,  cuyo nombre ya da indicios de la calidad de programa que puede ser, que yo “casi, casi” doy “un golpe de Estado”. Aseguró, además, que protegí a mi suegro para que saliera del país de forma irregular y que yo era  un “megalómano”.

Dijo, igualmente, que era “un mentiroso” y sostuvo que “perfectamente podría ser un sociópata”. ¿Se dan cuenta del torbellino de banalidades, incongruencias, mentiras, difamaciones y barbaridades expresadas por la presentadora?

Espetó Claudia  que había agredido a mi propia madre, Carmen Fernández, y para llegar al paroxismo del irrespeto y cruzar y destrozar todas las líneas de la ética, la conductora me tildó de “loco”.

Pocas veces en mi vida alguien había tenido el dolo difamandi, la insensatez y la temeridad de tomar un micrófono para vilipendiarme y ofenderme de tal manera. ¿A qué sombra universitaria y política se atenía?

¿Cómo puede un profesional que se respete a sí mismo permitir que bajo su dirección se emita un programa que desacredita a la Universidad de Costa Rica, que como casa de enseñanza con 75 años de historia aspira a la excelencia, al rigor, a la ética, a la moral y a las buenas costumbres?

¿Pretendía Marlon Mora Jiménez que programas como el referido fueran su carta de presentación como director de un medio universitario que por años ha procurado moverse en los cánones del buen hacer y de la imparcialidad?

¿Qué dirían sus colegas nacionales y, sobre todo, del extranjero cuando contrasten los numerosos atestados del director con su pobre hacer en la práctica y su nula ética?

Si un director del Canal 15, que funciona con recursos del Estado, que le son transferidos en este caso a la Universidad de Costa Rica, procede de esa forma tan irresponsable, ¿merece realmente estar al frente y liderar un medio universitario?

De igual manera, su comportamiento en redes sociales, en las que me cuestionó sin bases, solo porque no comulgaba con mis posiciones políticas, es una muestra de su pobre y limitado profesionalismo.

Si el Canal 15 está llamado, entre otras de sus funciones, a educar, ¿por qué tiene un director que se aleja de ese alto deber y opta por dejar que en su programación se emitan espacios difamatorios como sucedió con “Suave un toque” ese 6 de diciembre de 2017?

El pueblo costarricense tiene que saber que este tipo de procedimientos no solo atentan contra la ética, sino que, por ningún motivo, deberían permitirse y avalarse en un medio universitario. A la Universidad de Costa Rica. La misma universidad por la que en antaño se escuchó la sabia voz de Carlos Monge Alfaro y cuya sede principal lleva el nombre de Rodrigo Facio, debería de darle vergüenza y sonrojarse de atacarme con tal vileza, no solo porque no lo merezco, sino porque soy un orgullo egresado dicha casa de enseñanza.

Llegados a este punto hay que hacerse una pregunta crucial:  ¿los integrantes del Consejo Universitario, que por reglamento tienen que nombrar a los directores del Canal 15, están conformes con que al frente esté un periodista que avala procederes salidos de toda norma y para quien la ética es un concepto por el que no tiene ningún respeto?

La querella por las difamaciones cometidas por Marlon Mora

El 4 de diciembre del 2019, interpuse una acusación privada ante el Tribunal Penal del Segundo Circuito Judicial de San José, por los delitos de difamación cometidos por Marlon Mora Jiménez y Claudia María Campos Rodríguez

Es criminal e injusto que el Sistema universitario de televisión Canal 15 UCR, de la Universidad de Costa Rica haya divulgado un programa como “Suave un toque”, sin ningún rigor profesional, lleno de difamaciones, con un lenguaje soez y con unas cuotas de charlatanería y pachuquismo impropias de una universidad que en 2019 celebró su 75 aniversario y que se precia de ser la más prestigiosa de Centroamérica.

El 6 de diciembre de 2017 en el espacio “Suave un toque”,  Claudia María Campos Rodríguez dolosamente profirió contra Juan Diego Castro Fernández decenas de imputaciones profundamente ofensivas y difamatorias,  respaldadas por el descuido del deber de garante del honor de la víctima por parte del director de Canal 15, Marlon Mora Jiménez, que al aprobar la emisión del programa las avalaba y disfrutaba, trazando la línea desprestigiante del  Canal 15, con un programa con tantas y tantas ofensas que no lo hubiera emitido ni siquiera un aficionado responsable en YouTube, dejando clara una posición ideológica y parcial de ese medio universitario.

Así las cosas, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 41 de la Constitución Política; 11 de la Convención Americana de Derechos Humanos; 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; 22, 30, 31, 45, 53, 71, 73, 74, 76, 146 del Código Penal; 18, 19, 72, 73, 74, 380 y concordantes del Código Procesal Penal; plantean querella de acción penal privada por los delitos de difamación en contra de Marlon Mora Jiménez, cometidos en perjuicio de Juan Diego Castro Fernández.

Datos que identifican al querellado y a la querellada

Marlon Mora Jiménez, mayor, casado una vez con María Gabriela Ramírez Hidalgo, periodista carné 1317, cédula uno cero novecientos noventa y dos cero quinientos dos, hijo de Marco Ronulfo Mora Fernández y Jeannette Jiménez Umaña, vecino de Piedades de Santa Ana, entrada privada, “Tapia G”, diagonal a Hacienda Paraíso, teléfonos 8394 7007, 8309 5444, 8372 7869. Es comerciante y figura como secretario de Ganadera Mora y Jímenez S.A., cédula de persona jurídica 3-101-079537;  fiscal de 3-101-585940 S.A.; fiscal de Asesorías en comunicación estratégica doble M S.A., cédula de persona jurídica 3-101-564221; secretario de Depósitos Hermanos Mora S.A., cédula de persona jurídica 3-101-043030.  Doctor en Ciencias Sociales y máster en multiculturalismo, interculturalidad y diversidad de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España,  máster en Derechos Humanos y Educación para la Paz por la Universidad para la Paz y la Universidad Nacional, fue presidente del Colegio de Periodistas y Profesionales en Comunicación del 2014 al 2016, presentador y productor de diversos programas de televisión; también se ha desempeñado como redactor, editor y locutor, vocero ante medios de comunicación, creador de campañas publicitarias, consultor y fotoperiodista.

Claudia María Campos Rodríguez, alias Florita Tristán, mayor, soltera, estudiante B51507 de derecho de la Universidad de Costa Rica, cédula uno mil seiscientos cuarent cero novecientos treinta y uno, nació el tres de mayo del mil novecientos noventa y seis, hija de Luis Gonzaga Campos Mora y Yolanda Rodríguez Murillo, vecina Zaragoza, Palmares, Alajuela, teléfono celular 8524 9962, e la entrada principal del cementerio de Zaragoza doscientos cincuenta metros al sur, casa a mano derecha.

Relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos

Primero.  En la aciaga noche del miércoles seis de diciembre del dos mil diecisiete, en  el Campus Rodrigo Facio de la  Universidad de Costa Rica, San Pedro, Montes de Oca, San José, desde las instalaciones del sistema de televisión de esa casa de estudios, fue trasmitido en su canal 15 el programa “Suave un toque”. Claudia María Campos Rodríguez, estudiante de la Facultad de Derecho de la mentada casa de estudios, con el respaldo, la omisión y el incumplimiento a la posición de garante del bien jurídico honor de Marlon Mora Jiménez, director de ese medio de comunicación universitaria.

Segundo. Ese agraviante y pachuco programa “Suave un toque” del seis de diciembre del dos mil diecisiete, impropio de una universidad respetuosa del derecho humano al honor, fue visto por miles de televidentes del Canal 15 y desde entonces,  y de inmediato fue subido a la web en al menos dos sitios públicos que hasta la fecha acumulan 729 días de estar en el ciberespacio, miles de personas lo han visto en todo el mundo,  lo siguen viendo con el logo del Canal 15 de la Universidad de Costa Rica, gracias a la omisión  criminal de su director Marlon Mora Jiménez.

Tercero. En el perfil de Facebook de Suave un toque, que cuenta con 123.634 seguidores y en el post de este video existen 9.700 “me gusta” 2.329 comentarios, compartido 9.507 veces y reproducido 374.000 veces, cuya certificación notarial adjunta, puede ser visto los siguientes links:

https://www.facebook.com/watch/?v=372289743220346
https://www.facebook.com/SuaveUnToquecillo/videos/372289743220346/

En el sitio de Suave un toque en YouTube, exhibe el mismo video, que ostenta 10.500 suscriptores, 27.651 vistas y 723 “me gusta”, cuya certificación notarial adjunta, puede ser visto en siguiente link:

Cuarto. Tanto en la trasmisión televisiva del seis de diciembre del dos mil diecisiete,  como en los miles de vistas y reproducciones del referido video difamatorio en la web, durante casi dos años, los querellados expresaron  las falsas y deshonrosas imputaciones que contienen los siguientes hechos de esta querella y que constituyen especies idóneas para afectar la reputación querellante.

Quinto. Debido a la conducta omisiva de Marlon Mora Jiménez, que como director del Canal 15 incumplió su posición de garante del honor de Juan Diego Castro Fernández, Claudia María Campos Rodríguez, en la noche del seis de diciembre del dos mil diecisiete, en el programa “Suave un toque”, con el dolo directo de difamar al querellante, sostuvo que: “Castro está más que embarrado con los partidos que por décadas han desmantelado a este país.” Imputación absolutamente falsa y lesiva al honor del querellante.

Sexto. Gracias a la omisión impropia de Marlon Mora Jiménez, director del Canal 15 que incumplió su posición de garante del honor de Juan Diego Castro Fernández, Claudia María Campos Rodríguez, en la noche del seis de diciembre del dos mil diecisiete, en el programa “Suave un toque”, con el dolo directo de difamar al querellante, dijo que: “Causó mucha polémica por su autoritarismo. Por ejemplo, trató de saltarse todos los controles públicos para hacer una masiva compra de armas al Estado de Israel. Incluso convenció a Figueres para declarar todo el trámite secreto de Estado para que nadie pudiera fiscalizarlo. Al final el asunto fue tan escandaloso que Figueres tuvo que hacer público todo, aunque las armas ya habían llegado al país”. Falso totalmente falso. Esta infamia que repite la acusada 27 años después de ese escándalo periodístico fabricado por el diario La Nación, fue discutida públicamente y quedó sellada con una sentencia de sobreseimiento dictada por el Juzgado Penal del Primer Circuito Judicial de San José a las diez horas del ocho de noviembre de mil novecientos noventa y nueve (cuando la endilgada tenía tres años y medio de edad).  Ver Capítulo Octavo, “La Mala fe se alzó en armas” del libro “Los embusteros de la mala fe”, páginas 331 a 337.

Sétimo. Dada la conducta omisiva de Marlon Mora Jiménez, que como director del Canal 15 incumplió su posición de garante del honor de Juan Diego Castro Fernández, Claudia María Campos Rodríguez, en la noche del seis de diciembre del dos mil diecisiete, en el programa “Suave un toque”, con el dolo directo de difamar al querellante, manifestó que: “Ponga mucha atención. Para exigirles cambios de mano dura en el Código Penal llegó con un desfile casi militar de Policía Montada, motocicletas y 207 policías a pie armados con rifles M1 y rodeó la Asamblea Legislativa. Ajá, Juan Diego Castro casi casi hace un golpe de Estado en 1995. Aún con estas cagadas Figueres lo protegió, pues era de su círculo de confianza y tras un voto de censura de los diputados Figueres tuvo que cambiarlo de ministro de Seguridad a ministro de Justicia”. Miente los imputados. Las infamias que expresan son mentiras. Otro vil rumor propalado por La Nación hace 22 años y desmentido totalmente por la historia. Ver Capítulo Octavo, “Coquetería, censura o politiquería” del libro “Los embusteros de la mala fe”, páginas 161 a 248.

Octavo. Por la omisión impropia en que incurrió Marlon Mora Jiménez, que como director del Canal 15 incumplió su posición de garante del honor de Juan Diego Castro Fernández, Claudia María Campos Rodríguez, en la noche del seis de diciembre del dos mil diecisiete, en el programa “Suave un toque”, con el dolo directo de difamar al querellante, vociferó que: “Su hermano Pedro Castro fue viceministro de Arias y ministro de Chinchilla. Ambos hermanos tienen grandes negocios, muchos cuestionables porque han obtenido concesiones del Estado cuando trabajaban para el Gobierno.”  Absolutamente mendaz. Mienten y mienten  los querellados, una por acción, otro por omisión, pero con el mismo placer de dañar el honor y la moral del querellante.

Noveno. La gravísima omisión de Marlon Mora Jiménez, director del Canal 15, la noche del seis de diciembre del dos mil diecisiete, en el programa “Suave un toque”,  incumpliendo con su posición de garante del honor de Juan Diego Castro Fernández, actuó junto con Claudia María Campos Rodríguez,  difamando al querellante dolosamente, al sostener que “ayudó a su suegro, Óscar Castellón, a huir del país tras convencer a los jueces de darle libertad bajo fianza, porque el señor estafó al Estado por mil cuatrocientos millones.” Infame mentira. Totalmente falso.

Décimo. Marlon Mora Jiménez, director del Canal 15 incumplió su posición de garante del honor de Juan Diego Castro Fernández, permitiendo que Claudia María Campos Rodríguez, en la noche del seis de diciembre del dos mil diecisiete, en el programa “Suave un toque” de Canal 15, con el dolo directo de difamar al querellante, expresará que “Desde hace décadas viene siendo alto jerarca, proveedor y militante de uno de los partidos más corruptos de este país.”  Afirmación completamente falsa.

Décimo primero. Claudia María Campos Rodríguez, en la noche del seis de diciembre del dos mil diecisiete, en el programa “Suave un toque”, con el dolo directo de difamar al querellante,  aprovechando la conducta omisiva de Marlon Mora Jiménez, director del Canal 15 que incumplió su posición de garante del honor de Juan Diego Castro Fernández, se atrevió a mentir cuando dijo: “Pues porque es un mentiroso que hace promesas autoritarias, punitivistas e inconstitucionales, porque no tiene propuestas reales y no entiende como construir soluciones efectivas para nuestros problemas sociales.”  Imputación falsa y desprestigiante.

Décimo segundo. Claudia María Campos Rodríguez, en la noche del seis de diciembre del dos mil diecisiete, en el programa “Suave un toque”, con el dolo directo de difamar al querellante, aprovechando la conducta omisiva de Marlon Mora Jiménez, director del Canal 15 que incumplió su posición de garante del honor de Juan Diego Castro Fernández, se atrevió a mentir cuando dijo: “Votar por Juan Diego Castro es hacer presidente a un tipo mentiroso, manipulador, vengativo, populista de derecha que traficaba armas bajo secreto de Estado.”  Se desbocan los querellados y se atreven a clavar otra estocada al honor del querellante al deningrarlo criminalmente.

Estas palabras de los difamadores querellados son el tiro de gracia al honor del querellante, proferido con ruindad inédita y falsedad sin parangón. Este el cierre del atroz ataque a la reputación del suscrito.

Fundamentación de la querella

El “iter criminis” de ese video difamatorio, surgió al calor de la postulación del suscrito Juan Diego Castro Fernández como candidato a la presidencia de la república en las elecciones del 2018. La ideación de este crimen surgió entre varios y oscuros políticos de izquierda y amigos anónimos de esos partidos en la comunidad universitaria, que armaron un violento plan para destruir moralmente y desprestigiar como candidato al querellante.

Los actos preparatorios fueron realizados con finura y la ayuda de técnicos y funcionarios del Canal 15, utilizando recursos públicos, que elaboraron desde el guión hasta la escenografía macabra y vulgar utilizada. La ejecución fue realizada, con mucho tiempo de ensayo y filmación, hasta culminar la producción y edición del libelo digital referido, listo para divulgar.

El ataque inicial al honor del querellante, arranque de la cadena de cientos  de difamaciones fue consumada el seis de diciembre del dos mil diecisiete, precisamente en la mitad de la campaña presidencial anterior, dos meses y dos días después de su inicio y dos meses menos dos días, antes de las elecciones, en el momento en que el querellante ocupaba el primer lugar en las encuestas como candidato a la presidencia de la república.  Así lo afirmó la misma endilgada Claudia María al arrancar sus humillaciones en el segmento escogido para destruir dolosamente el honor de Juan Diego Castro, desbaratar su prestigio profesional y afectarlo moral y materialmente, con el vil objetivo de cuartear sus posibilidades electorales. 

Es inadmisible y poco serio que el Canal 15 de la Universidad de Costa Rica (UCR) haya emitido un programa como “Suave un toque”, sin ningún rigor profesional,  lleno de difamaciones, con un lenguaje soez y con unas cuotas de charlatanería y pachuquismo impropias de una universidad que en 2019 celebró su 75 aniversario y que se precia de ser la más prestigiosa de Centroamérica.

El 6 de diciembre de 2017 en el espacio “Suave un toque”,  Claudia María Campos Rodríguez dolosamente profirió contra Juan Diego Castro Fernández decenas de imputaciones profundamente ofensivas y difamatorias, respaldadas por el descuido del deber de garante del honor de la víctima por parte del director de Canal 15, Marlon Mora Jiménez, que al aprobar la emisión del programa las avalaba

Lo anterior evidencia la línea  desprestigiante del  Canal 15, porque un programa con tantas y tantas ofensas no lo hubiera emitido ni siquiera un aficionado responsable en YouTube y refleja una posición ideológica e parcial del citado canal.

Claudia María Campos Rodríguez y Marlon Mora Jiménez buscaron criminalmente destrozar la imagen del entonces candidato Juan Diego Castro,  sin un solo argumento sustentable, creíble y, más grave aún, demostrable.

Como todo lo dicho en “Suave un toque”, cuyo nombre ya pone en alerta a las personas serias y pensantes, la primera y falaz afirmación de Claudia María Campos Rodríguez consistió en decir que Juan Diego Castro representaba un “populismo de derecha”.

¿Tenía idea de qué significa un “populismo de derecha”? 

¿O la estudiante universitaria, cuyos principios éticos y sentido común demuestran ser de cortísimo alcance – porque ninguna persona medianamente responsable se pararía frente a una cámara de televisión para expresar tantas incongruencias juntas en el espacio de seis minutos y cuarenta y cinco segundos, que fue el tiempo empleado para atacar a Juan Diego Castro – solo buscaba difamar dolosamente, causar daños morales, materiales y políticos porque estaba al servicio de una turbia causa?

Tras sostener como si fuera una trapecista mediática que Juan Diego Castro Fernández era una “populista de derecha” y haberlo comparado con el Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, Claudia María Campos Rodríguez aseveró que como Ministro de Seguridad Juan Diego Castro se destacó por su “autoritarismo”.

¿Cómo puede demostrar Claudia María Campos Rodríguez una afirmación de esta magnitud?

Con el sello de la Universidad de Costa Rica, Canal 15, bajo la dirección de  Marlon Mora, salió al aire dicho programa el 6 de diciembre de 2017.

De igual forma, la querellada asegura que Juan Diego Castro, en la compra de armas a Israel, mientras era ministro de Seguridad, procuró que todo fuera secreto y trató de saltarse todos los controles. La Procuraduría General de la República aclaró en 1997 lo sucedido con la compra de armas y nada de lo dicho por Claudia María Campos Rodríguez guarda relación con la verdad de los hechos.

Llama la atención que el director de Canal 15, Marlon Mora y Claudia María Campos Rodríguez no se hayan enterado de que  el  2 de marzo de 1998, el Tribunal del Segundo Circuito Judicial condenó a La Nación por el delito de injurias por la prensa en perjuicio de Juan Diego Castro, por reportajes publicados con falsedades descartadas judicialmente en torno a las armas compradas legalmente a Israel.

En esos años y por un caso de armas del Estado, Eduardo René Ulibarri Bilbao, en su condición de director de La Nación, junto con los periodistas José David Guevara y Ronald Moya Chacón fueron condenados por el “delito de injurias por la prensa” y La Nación debió pagar una indemnización de diez  millones, así como publicar el fallo completo en las diez primeras páginas de dicho medio, lo que constituyó un hito que todavía no ha sido superado en la historia del periodismo costarricense.

“Trató de saltarse todos los controles públicos para hacer una masiva compra de armas al Estado de Israel. Incluso convenció a Figueres (José María Figueres Olsen, entonces Presidente de Costa Rica) de que (sic) declara el trámite secreto para que nadie pudiera fiscalizarlo. Al final el asunto fue tan escandaloso que Figures tuvo que hacerlo público todo, aunque las armas ya habían llegado al país”, asegura en su inclasificable “Suave un toque” Claudia María Campos Rodríguez.

Es evidente, en tan solo el párrafo transcrito, que “Suave un toque” es un cúmulo falsedades ofensivas y que su conductora criminal carece de la más elemental ética y que no tiene ningún respeto por Juan Diego Castro, cuya imagen y honor Claudia María Campos Rodríguez considera que puede vilipendiar, sin que ello tenga consecuencias comunicativas y legales.

Acto seguido, no satisfecha con ya haber acumulado una serie de mentiras, expresiones agraviantes y difamatorias  y de haber deformado la realidad de los hechos, Claudia María Campos Rodríguez salta todos los parámetros y expresa: “Juan Diego Castro cas, casi da un golpe de Estado en 1995”.

Cualquier adjetivo que se elija para lograr una aproximación a lo dicho por Claudia María Campos Rodríguez, de Suave un toque, resulta insuficiente para abarcar en toda su extensión el atropello a la verdad, a la ética y a la deontología periodística y su indudable animus difamandi.

En su ramillete de mentiras y ofensas al honor, Claudia María Campos Rodríguez también incluyó otra falsedad tan grande como una catedral, al asegurar que Juan Diego Castro y su hermano Pedro Castro recibieron “concesiones del Estado cuando trabajaron para el gobierno”.

Como persona honrada que ha sido toda su vida, Juan Diego Castro jamás se benefició de su servicio al Estado en su condición de Ministro de Seguridad o de Justicia.

La estrategia difamatoria a esta altura de la exposición hecha por Claudia María Campos Rodríguez en Suave un toque queda clara: invertir todos los valores para lograr veracidad por medio de la acumulación de mentiras, despedazar la reputación de Juan Diego Castro y destruirlo moralmente.

Se desprende, por ende, que la conductora del citado programa asume que entre más mentiras diga, línea por línea, al final la sumatoria terminará por confundir al televidente, y de esa forma emular las viejas estrategias de los nazis antes y durante la Segunda Guerra Mundial.

¿Quién iba a imaginar que Canal 15, financiado y sostenido con dinero de los costarricenses, se iba a prestar para ejercer una comunicación empírica, pobre, irrespetuosa y alejada de los más elementales principios de la moral y de la ética?

Un principio elemental de la socio crítica sostiene que una vez activado un núcleo significativo, el resto del texto se nutre de él y aquí funciona dicho principio, solo que en detrimento de la decencia y de los valores que debe transmitir un canal universitario como el Canal 15, que está llamado a educar y respetar a sus televidentes.

“Ayudó a su suegro Óscar Castellón a huir del país, tras convencer a los jueves de darle libertad bajo fianza”.

No hay forma de validar tan descabellada tesis y solo una estudiante de derecho que desconoce que en una sociedad prevalecen los principios jurídicos por sobre los juicios de valor, pudo aventurarse a expresar una mentira de este calibre. Repetía así una mentira propagada en otros medios, con lo cual, una vez más, queda patente la falta de seriedad y la charlatanería exhibidas en el Canal 15 de la Universidad de Costa Rica.

En esa espiral de difamaciones, falsedades y suposiciones deshonrosas: todo lo dicho hasta aquí por Claudia María Campos Rodríguez no se podría sostener ni siquiera en una conversación privada, porque incluso en ella los atropellos son tan desmesurados que nadie que se respete así mismo se puede permitir tanta ligereza y bajeza.

Como parte de su “comunicación supositiva” y criminalmente difamatoria, lo que la hermana con ese “periodismo supositivo” que por décadas ha practicado La Nación, Claudia María Campos Rodríguez tilda a Juan Diego Castro de “megalómano” y “populista punitivo”.

Está claro que nadie puede argumentar “ignorancia” para evitar responder por sus actos y aunque parece que Claudia María Campos Rodríguez desconoce por completo el uso del lenguaje, tal situación no la faculta para hablar y desplegar su ignorancia a los cuatro vientos y, desde luego, ello no le da pie bajo ningún precepto para tildar a Juan Diego Castro de megalómano y populista. ¿Qué diría un juez respecto al comportamiento de Claudia María Campos Rodríguez cuando reciba el fragmento del programa “Suave un toque” emitido y avalado por Canal 15 de la Universidad de Costa Rica y se tope con tantas incongruencias y falsedades?

Y como si se tratara de una maratón para determinar cuál de las expresiones difamatorias es más pesada para determinar la responsabilidad de que en la libre expresión no se contempla el insulto y la difamación, Claudia María Campos Rodríguez pasa a asegurar que Juan Diego Castro es un “mentiroso, que hace propuestas autoritarias, punitivistas e inconstitucionales”.

Ahora lo acusa de irrespetar la Carta Magna, desconociendo que como abogado penalista tiene una experiencia de 40 años al más alto nivel,  catedrático de Derecho Penal,  expresidente del Colegio de Abogados, para el que no solo hay que contar con una sólida formación en derecho, sino que también hay que tener un claro respeto por las leyes que establece la Constitución y todo el engranaje jurídico que sostiene a un país como Costa Rica.

Las cuotas de agresividad delictiva, desprestigio y destrucción moral alcanzadas por Claudia María Campos Rodríguez, como se ha visto a lo largo de este artículo, son incomparables.

Y no contenta con haber roto todos los parámetros de la decencia, del sentido común, del respeto y de la dignidad, Claudia María Campos Rodríguez pasa a hacer una exposición insólita, por la bajeza, la falta de los más mínimos valores que debe tener una persona que emplea un medio de comunicación avalado por la Universidad de Costa Rica.

Si los crímenes  de Claudia  María Campos Rodríguez fueron graves, más grave fue el proceder del director de Canal 15, el doctor Marlon Mora Jiménez, porque suya era la responsabilidad de decidir qué se publicaba.

Marlon Mora Jiménez, al momento de los hechos ocupaba el cargo de  director del Canal de Televisión de la Universidad de Costa Rica, nombrado por Consejo Universitario en la sesión 6078, según dispone establece el Reglamento general del Sistema de Medios de Comunicación Social de la Universidad de Costa Rica. Su nombramiento fue el 10 de mayo de 2017 hasta el 10 de mayo del 2021.

Es periodista de profesión, tiene un doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España; una maestría en Multiculturalismo, Interculturalidad y Diversidad de esa misma casa de enseñanza, y una maestría en Derechos Humanos y Educación para la Paz por la Universidad para la Paz y la Universidad Nacional, fue presidente del Colegio de Periodistas y Profesionales en Comunicación del 2014 al 2016, presentador y productor de diversos programas de televisión; también se ha desempeñado como redactor, editor y locutor, vocero ante medios de comunicación, creador de campañas publicitarias, consultor y fotoperiodista. Por más de 17 años se ha desempeñado como docente en cursos de grado y posgrado en la Universidad Nacional (UNA); ha sido profesor en la Universidad Federada de Costa Rica, director del Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA) de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNA, coordinador de maestrías, director de posgrados, de proyectos de investigación y extensión en esa misma Universidad, así como tutor de diversos trabajos de investigación.

¿Por qué desde su responsabilidad y  jerarquía permitió la emisión de un programa elaborado sin ningún rigor profesional?

¿Por qué avaló la transmisión de un programa sin ningún respeto por el candidato y ciudadano Juan Diego Castro?

¿Cómo el director de un medio de una universidad estatal se saltó  todos los parámetros de la ética y dio el visto bueno a un programa con un lenguaje soez, con un contenido basado en suposiciones y falsedades? ¿Por qué no aplicó ningún filtro a la información de que iba a hacer alarde Claudia María Campos Rodríguez?

¿Se daba cuenta de que con su proceder no solo se irrespetaba de una manera reprochable y escandalosa al candidato presidencial Juan Diego Castro sino también a los televidentes del Canal 15?

¿Cómo podría hablar de ética y buen hacer periodístico Marlon Mora Jiménez si como director del Canal 15?

¿Olvidó Marlon Mora Jiménez que su obligación legal, moral y ética es velar porque el contenido que transmite el Canal 15 esté apegado a los más altos principios y no a los más bajos como sucedió en el programa de ese 6 de diciembre de 2017?

¿Quería con sus omisiones como director validar una posición ideológica del Canal 15, llamado a ser imparcial siempre, pero sobre todo en el marco de una contienda electoral en la que estaba de por medio la silla presidencial?

¿En qué universidad aprendió Marlon Mora Jiménez que se puede difamar y ofender el honor de un ciudadano solo porque no es del agrado de la línea editorial del canal que representa?

¿Para qué títulos en derechos humanos si a la hora de hacer valer esos conocimientos no los aplica, porque detrás hay una clara intencionalidad de afectar a un ciudadano que de forma legítima estaba aspirando a la presidencia de la República?

A Juan Diego Castro se le acusó de impulsar un “populismo de derecha”; de ejercer el “autoritarismo” cuando fue ministro de Seguridad en el gobierno de José María Figueres Olsen (19994-1998); y mintió la estudiante de derecho Claudia María Campos Rodríguez al afirmar que Juan Diego Castro mantuvo la compra de armas a Israel en secreto.

¿Cómo puede un profesional que se respete a sí mismo permitir que bajo su dirección se emita un programa que desacredita a la Universidad de Costa Rica, que como casa de enseñanza con 75 años de historia aspira a la excelencia, al rigor, a la ética, a la moral y a las buenas costumbres?

¿Pretendía Marlon Mora Jiménez que programas como el referido fueran su carta de presentación como director de un medio universitario que por años ha procurado moverse en los cánones del buen hacer y de la imparcialidad?

¿Qué dirían sus colegas nacionales y, sobre todo, del extranjero cuando contrasten los numerosos atestados del director con su pobre hacer en la práctica?

Si un director del Canal 15, que funciona con recursos del Estado que le son transferidos en este caso a la Universidad de Costa Rica, procede de esa forma tan irresponsable, merece realmente estar al frente y liderar un medio universitario.

De igual manera el comportamiento, del endilgado Marlon, en redes sociales en las que cuestionó sin bases a Juan Diego Castro, solo porque no comulgaba con sus posiciones políticas, es una muestra de su pobre y limitado profesionalismo y su estilo criminal de ejercer la dirección del canal de televisión de la Universidad de Costa Rica.

Si el Canal 15 está llamado, entre otras de sus funciones, a educar, por qué tiene un director que se aleja de ese alto deber y opta por dejar que en su programación se emitan espacios difamatorios como sucedió con “Suave un toque” ese 6 de diciembre de 2017.

El pueblo costarricense tiene que saber que este tipo de procedimientos no solo atentan contra la ética, sino que, por ningún motivo, deberían permitirse y avalarse en un medio universitario.

Los hechos expuestos configuran los delitos de difamación, tipificado en el artículo 146 del Código Penal, imputables a los querellados Mora Jiménez y Campos Rodríguez.

El numeral 146 del Código Procesal Penal, establece:

“Será reprimido con veinte a sesenta días multa el que deshonrare a otro o propalare especies idóneas para afectar su reputación.”

Los querellados estaban conscientes del contenido ofensivo de sus afirmaciones y manifestaciones, así como también conoce la capacidad de estas de dañar el honor y la reputación del querellante. Ese conocimiento en el actuar y omitir, hace que la conducta ejecutada sea claramente dolosa.

Las conductas desplegadas por el querellado son típicas, antijurídicas y culpables, y consecuentemente punibles. 

No existe ninguna causa de justificación que ampare las acciones y omisiones de los encartados Marlon y Claudia María, a quienes no les asiste ningún derecho para vilipendiar y manchar la reputación del querellante.

“El programa era cloaca del Frente Amplio”

Abogado Juan Diego Castro en juicio por difamación

Juan Diego Castro comentó a DIARIO EXTRA que el programa “Suave un Toque” se había convertido en la cloaca del Partido Frente Amplio y añadió que el juicio permitirá determinar si en un programa de sátira o chota se puede decir mentiras.

“Es algo muy serio para el país lo que aquí se discute si un medio de comunicación o en redes sociales, con el cuento de que es sátira política o chota en un programa de este tipo, puede decir mentiras y cuáles son los límites del honor y la libertad de expresión”, aseveró Juan Diego Castro.   17.11.2020

https://www.diarioextra.com/Noticia/detalle/433896/-el-programa-era-cloaca-del-frente-amplio-